Viernes, 26 de Abril 2024
Suplementos | Tercer Domingo de Adviento

“Un rosal en el invierno”

Este signo de la gracia divina en medio de las dificultades e inclemencias resalta a propósito de la solemnidad que hoy celebra la Iglesia: Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México y Emperatriz de América

Por: Dinámica pastoral UNIVA

Entonces dijo María:

Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava". AFP/C. Cruz

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA:

Is. 7, 10-14.

«En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: "Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo, o de arriba, en lo alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No tentare al Señor". Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros"». 

SEGUNDA LECTURA

Flp. 4, 4-7.

«Hermanos míos: Alégrense siempre en el Señor; se lo repito: ¡alégrense! Que la benevolencia de ustedes sea conocida por todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús».

EVANGELIO

Mt. 1, 39-48.

«En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor". Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava"». 

“Un rosal en el invierno”

Este domingo la Iglesia se engalana con la celebración de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México y Emperatriz de América. En esta ocasión por feliz coincidencia confluyen el domingo de Gaudete, tercer domingo del tiempo de Adviento, y esta solemnidad que para nosotros como pueblo mexicano tiene una especial raigambre, pues la Virgen de Guadalupe se ha convertido a lo largo de los siglos un elemento que ha dotado de identidad a toda una nación.

En cuanto al evangelio del día de hoy nos pone en perspectiva de las actitudes que como creyentes hemos de aprender de la Virgen que, como madre nuestra, nos enseña con el ejemplo de su vida admirable el seguimiento de Cristo.

María se encamina, es decir, que se coloca en movimiento para encontrarse con quien la está esperando, con quien la está buscando; se encamina porque siempre esta solícita para atender a quien la necesita de verdad, se encamina porque es una mujer que no pierde el tiempo, que sabe en que emplearlo, pues ha hecho de la ayuda a otros su modo de vida.

María saluda a Isabel con el shalom ordinario de la fe judía, pero este saludo está impregnado de la belleza y de la gracia que solo puede provenir de Jesús, quien aún desde el seno de su madre bendice con la abundancia de dones a quien le recibe con un corazón dispuesto, pues al escuchar Isabel este saludo tan ordinario, pero a la vez tan nuevo, recibe en su persona la gracia especial de parte del mesías por medio de su madre, y así el fruto del seno de Isabel es habilitado para profetizar en nombre del Señor.

María es la mujer que glorifica al Señor, porque reconoce que de él proceden todos los bienes, que solo Dios puede y así lo hace, liberar el corazón del hombre para poderlo atraer hacia sí, y hacer su morada ahí en la profundidad de la persona, de una persona que está dispuesta a orientarlo todo para realizar el plan que Dios ha descansado en sus manos.

A propósito de la solemnidad que nos ocupa, resalta el signo de las rosas en el invierno, signo de la gracia divina en medio de las dificultades e inclemencias, un signo que puede decirnos mucho en estos tiempos en los que la angustia y el desasosiego provocan en el hombre una desconfianza hacia Dios, pues parece que no hay luz al final del túnel.

El creyente que como María forja en sí mismo las actitudes de servicio y de desprendimiento de su persona, se vuelve no solo una rosa en el invierno, signo de comprensión de parte de Dios, sino que se convierte en un rosal, que siguiendo la comparación, se vuelve un canal de gracia divina para los demás; de ahí que estamos llamados a ser rosales que comunican la belleza, la protección y el suave aroma de Dios a aquellos que necesitan de ese Dios que es amor y que se ha encarnado por amor a nosotros.

Espiritualidad y salud mental

El desarrollo de la interioridad mediante la vida espiritual sana heridas y configura a la persona en un ser abierto, con más conciencia de sí. Muchas personas acuden a retiros espirituales buscando un crecimiento espiritual y bienestar psicoafectivo. En la tradición cristiana los Ejercicios Espirituales Ignacianos favorecen una experiencia personal profunda de encuentro con la propia historia de heridas para abrir a la persona a una intensa transformación del yo en sus afectos, modifica la manera de comprenderse y comprender al mundo, para mover la voluntad a ordenar su manera de vivir y relacionarse.

Al final de acompañar a varias personas en unos Ejercicios Espirituales, una psicóloga me decía: “si la gente hiciera Ejercicios Espirituales no habría necesidad de psicólogos”. A partir de entonces, he sido testigo de lo que significan estas experiencias espirituales para orientar en formas sanadoras los desórdenes afectivos.  

Quienes acompañamos procesos espirituales constatamos el bien terapéutico en muchos de los participantes: profundización en vivencias personales, recuperación de historias, trabajo con los deseos y anhelos para reelaborar vínculos positivos, reconciliación y reorientación de los afectos afrontando dolores y límites personales. Generalmente, al finalizar la experiencia, los participantes expresan sentimientos de alegría, gratitud, perdón, amor y generosidad, así como un fuerte deseo de reorientar sus acciones desde una nueva visión, con una sensación de una mayor integración de su persona.

Durante las últimas décadas, científicos que buscan la relación entre espiritualidad y salud mental utilizan técnicas y tecnologías a través de estudios de conectividad entre terminales cerebrales y el aumento de dopamina (la llamada hormona de la felicidad) en el cerebro. Estos investigadores han encontrado que en retiros espirituales los participantes experimentan reducciones en su estrés, ansiedad y depresión; comúnmente informan una sensación de mejora y bienestar psicológico. Los resultados del análisis de conectividad funcional también mostraron que hubo una conectividad significativamente mayor entre partes del cerebro que son responsables de las emociones, respuestas al dolor, modulación del comportamiento agresivo, comunicación, toma de decisiones e interacción social.

Sin duda, el efecto positivo de la espiritualidad en la salud mental y el bienestar de las personas es algo real.

Gerardo Valenzuela, SJ - ITESO

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