Viernes, 29 de Marzo 2024

Hotel de Viena, salvado por su pastel de chocolate

Debido a la pandemia, los huéspedes escasean en el legendario hotel Sacher, pero eso no le impide vender su famoso postre

Por: El Informador

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el histórico hotel atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial. AFP/A. Halada

La pandemia aprieta, pero no ahoga al legendario hotel Sacher, de Viena, que, sin apenas huéspedes debido al coronavirus, intenta sobrevivir gracias su larga historia de resiliencia e iniciativas innovadoras, como proponer para llevar su famosísimo pastel de chocolate.

"Muchas pruebas hemos superado desde la creación de la marca, y nuestra familia sigue pensando en el largo plazo"

Desde la llegada de la pandemia a Austria, el hotel, ubicado frente a la Ópera, atraviesa la crisis amparado en su vieja tradición imperial.

"Muchas pruebas hemos superado desde la creación de la marca, y nuestra familia sigue pensando en el largo plazo", explica su director general, Matthias Winkler.

Los buenos resultados de los años precedentes y las ayudas públicas permiten compensar en parte la ausencia de su habitual rica clientela internacional.

Como ocurre con todos los hoteles del país, el Sacher solamente está ahora abierto para los rarísimos viajes de negocios autorizados.

El inicio de la epopeya

El origen de la epopeya del Sacher remonta a 1832, con mucho cacao y lo necesario de crema chantilly. Un joven repostera, Franz Sacher, recibe el pedido de un pastel que causará furor en la corte.

"Supe por la televisión que se podía pasar en coche, comprar un pastel y luego llevarlo a casa"

Cuarenta y cuatro años más tarde, su hijo abre el actual hotel, pero es a su visionaria esposa a quien el establecimiento le debe su excepcional fama.

Jefes de orquesta, banqueros, escritores, políticos, condes o empresarios, impecablemente vestidos, se precian todos de ir a bailar, a festejar o alojarse en el hotel "de Anna".

Dos guerras mundiales y la caída de los Habsburgo no interrumpen esas mundanas celebraciones. Romy Schneider, Nureyev, el príncipe Carlos, Jessye Norman... El lobby se sigue llenando de fotos dedicadas de personajes legendarios.

Al cabo de las décadas, el hotel crece. Ahora, ocupa seis edificios neoclásicos en el corazón de Viena.

Y es esta leyenda la que atrae a los vieneses, que acuden a llevarse una "Sacher Torte" en un 'drive-in' colocado en la calle debido al confinamiento por la pandemia.

"Supe por la televisión que se podía pasar en coche, comprar un pastel y luego llevarlo a casa", dice una cliente.

"Hago de todo"

Los pasteles se venden como pan caliente. Son traídos directamente por el conserje, ya que los aparcacoches, porteros y mozos de equipajes están en situación de desempleo parcial.

"Hago un poco de todo" sonríe Uwe Kotzendorfer, impecable y distinguido conserje que lleva 20 años de servicio en el hotel, con un intacto entusiasmo.

En efecto, hay un poco de todo que hacer: verificar la temperatura en las minibodegas de vino, mantener el brillo de los mármoles en los cuartos de baño, o proceder a reparaciones en las desiertas habitaciones.

Incluso si la actividad está casi paralizada, "una parte de la historia de Austria reposa entre nuestras manos", afirma la directora adjunta, Doris Schwarz.

"Y ahora, más que nunca, tenemos que estar a la altura" agrega, bajo el imponente retrato de matriarca que representa a Anna Sacher, con un gran cigarro entre los dedos, y dos bulldogs a sus pies.

JM

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