El Papa Francisco ha entredicho este lunes que vacunarse contra el COVID es una "obligación moral" y condena cómo la gente se ha dejado influenciar por "información sin base" y se auto impiden el acceso a una de las formas más seguras de salvar vidas ante la pandemia.Estos son los términos más firmes que el papa ha usado respecto al tema del COVID, pidiendo a la gente que se vacune.Estas palabras las incluyó en un discurso que dio ante embajadores acreditados de la Santa Sede, en un acto anual en el que analiza la situación internacional e indica los objetivos de política exterior del Vaticano para el resto del año.El Papa anteriormente describió a la vacunación como “un acto de amor”, y a su vez ha tachado de "suicida" el rechazar la inmunización, sin embargo este lunes fue más contundente diciendo que las personas tenían la responsabilidad de cuidarse a sí mismas "y esto se traduce en respeto por la salud de los que nos rodean. Cuidar la salud es una obligación moral", afirmó.Además dijo lamentar que las divisiones ideológicas están provocando que algunas personas no se vacunen. "A menudo la gente se deja influenciar por la ideología del momento, a menudo reforzada por información sin base o hechos poco documentados", dijo, pidiendo una "terapia de realidad" para corregir esa distorsión."Las vacunas no son medios mágicos de curación, pero sin duda representan, junto con otros tratamientos que deben desarrollarse, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad", añadió.Son varios los creyentes, en los que se incluyen obispos y cardenales estadounidenses que han afirmado que la vacuna está hecha de células derivadas de fetos abortados, y se han negado a recibir la vacuna.Tanto el Papa Francisco como el papa emérito Benedicto XVI tienen ya su esquema de vacunación completo con el fármaco Pfizer-BioNTech.El Papa Francisco insistió en su petición de que el acceso a la vacuna sea universal, principalmente en las partes del mundo con bajas tasas de vacunación, así mismo pidió que las normas de patentes fueran revisadas para que los países más pobres puedan desarrollar sus propias vacunas."Es apropiado que las instituciones como la Organización Mundial del Comercio y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual adapten sus instrumentos legales para que las normas monopolísticas no se conviertan en obstáculos adicionales a la producción y a un acceso consistente y organizado a la atención sanitaria a nivel global", concluyó.DO
