Viernes, 29 de Marzo 2024
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Viviendo en cuarentena

Por: Pablo Latapí

Viviendo en cuarentena

Viviendo en cuarentena

Cuando escribía el título de esta columna reflexiono que jamás pensé en llegar a escribir algo así, y de haberlo hecho seguramente hubiese sido como metáfora para referirme a algún tipo de bloqueo económico, político o social.

Nunca a una situación real como la de ahora de una epidemia que por sus características ya es pandemia al afectar a buena parte del mundo.

Harto complicado trabajar como periodista en estos días ya que por mi situación privilegiada de radio y televisión empiezo el día respirando información sobre los avances y consecuencias de la epidemia en Jalisco, y lo cierro de la misma manera.

Difícil encontrar la paz.

Estamos viviendo una situación inédita e histórica.

Cuando creíamos que gracias a la tecnología y la digitalización podíamos casi controlar el destino de la humanidad, amanece un bicho que nos mete en una época caracterizada por la mayor de las incertidumbres y de las sorpresas.

Cada día vamos dando cuenta de situaciones nuevas y sorpresivas.

Y eso con la salvedad de que en nuestra comunicación dejamos de lado temas que tengan que ver con especulaciones o propagación de miedos.

Para mi optimismo personal me meto a hacer números y encuentro razones para manejarme con cierta tranquilidad.

Me explico: aunque pertenezco a un grupo que por edad está en la frontera de ser vulnerable, llevo una vida suficientemente sana, no fumo y no padezco de enfermedades respiratorias.

Observo las medidas de prevención que recomiendan las autoridades y confío en que las fuertes restricciones a la vida pública se han tomado a tiempo para evitar daños mayores.

Desde el punto de vista de probabilidades le echo un ojo a lo que pasó en China (el país con más contagios) y descubro que de la  de población total del país la epidemia sólo afectó a uno de cada diez mil habitantes (muy pocos), y vivían una situación de frío invernal y en un país donde los hábitos de higiene son bastante escasos.

Vivo en un país tropical, en una ciudad como Guadalajara que está abajo del paralelo 22 (que disminuye las posibilidades de propagación) y en la víspera de los días más calurosos del año, en el entendido que estos calores inhiben a los virus.
Además, trato de hablar con gente de primera con una característica: son positivos. Comparten frases como: “En una crisis mientras hay gente que se pone a llorar, hay otra que se pone a ver cómo vender pañuelos”.

Y que lo viven.

Paradojas y contradicciones sabedor que esto va a quedar atrás. No va a ser fácil el tránsito, pero se va a superar, no sin algunas bajas.

El nervio diario de compartir información muy poco agradable contrasta con la esperanza de saber que hay vida después de la cuarentena.

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