El médico legista español Miguel Lorente Acosta escribió que una de las estrategias más poderosas que ha desarrollado el patriarcado (de los verbos dominar y explotar) es la capacidad de interpretar la realidad, “no solo condicionarla y dirigirla” para de esa manera, otorgarle un determinado significado. Así se consiguen dos objetivos claros: “resolver de manera beneficiosa un conflicto y reforzar la construcción cultural que le permite comportarse de ese modo”.Esta última frase define muy bien las declaraciones de consejeros del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana y dirigentes de algunos partidos políticos de Jalisco sobre la aprobación de los lineamientos de género para el proceso electoral del próximo año, en los que eliminaron la propuesta de incrementar la representación de mujeres en los 10 municipios más poblados de la entidad. Lo calificaron como una ventaja, un avance.La fórmula que se definió para las candidaturas a alcaldías y diputaciones con la división en seis bloques de los 125 municipios y el diseño de un sistema de bloques de competitividad respectivamente, resultó más complicada que un capítulo del clásico libro de álgebra del maestro cubano Aurelio Baldor, cuando en realidad, la situación es así de simple: si el poder continúa en manos principalmente de hombres, ningún gobierno puede representar la diversidad de sus gobernados.Unos cuantos, aquellos que evidentemente se aferran a lo que tienen y a la continuación del poder en un futuro inmediato, quedaron satisfechos con lo aprobado el pasado sábado en el IEPC, criterios que por cierto, se aprobaron después de varios días de tensión e incertidumbre por el supuesto cabildeo de algunos partidos políticos que ya es algo tradicional. Ocurrió además en un fin de semana largo. Sí, habrá paridad, pero a medias, justo en un año fundamental que expuso como nunca la gran necesidad en el mundo de dar pasos firmes, sin sesgos ni titubeos en la lucha contra la violencia política hacia la mujer.El preámbulo de la aprobación marcó una inédita unión de un importante bloque de mujeres agrupadas en institutos políticos, asociaciones y organismos que hicieron el llamado al Instituto Electoral de Jalisco para que se apegara a los lineamientos que emitió recientemente el Instituto Nacional Electoral, que obliga a los partidos políticos a postular al menos a siete mujeres a las 15 candidaturas a gubernaturas para el 2021.Y entonces, como parte de esa construcción “artificial e interesada” del patriarcado -diría el legista- las voces principalmente masculinas se alzan para justificar su negativa a que eso se materialice porque, dicen, se trata de buscar los mejores perfiles indistintamente del género. Lo que nos regresa otra vez al terreno de la simulación y la buena voluntad, que justamente fue lo que obligó a la reforma constitucional de 2014 que da paso al principio de paridad.Se trata de representación, no de resistir ni buscar candados con fórmulas forzadas, así como define el sociólogo belga Bérengère Marques-Pereira en un estudio realizado a finales de la década de los noventa: la paridad debe ser una práctica ciudadana porque pareciera que el gobierno representativo sigue siendo de élites ajenas a la población, en esta perspectiva, “la paridad es la expresión de una feminización de las élites, que no modifica el principio distintivo de la elección”. Total, nos siguen debiendo. puntociego@mail.com
