Jueves, 18 de Abril 2024

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Medicinas, Ejército y popularidad

Por: Diego Petersen

Medicinas, Ejército y popularidad

Medicinas, Ejército y popularidad

Cuando el entonces funcionario modelo, David León, fue nombrando director de Birmex y encargado de distribuir las medicinas en todo el país, un grupo de periodistas le hicimos la pregunta obvia: cómo una empresa dedicada a la producción de biológicos (Birmex es el laboratorio de Biológicos y Reactivos de México) se iba a hacer cargo de un asunto operativo y para el que no tenía infraestructura. Llevar los medicamentos de los almacenes en las ciudades hasta la última de las clínicas del sector salud en las montañas, selva o costas mexicanas es un tema de logística, no de medicina. Su respuesta en aquellos momentos, hace 30 meses, fue no por sincera menos preocupante: Por supuesto, dijo, que eso lo hará el Ejército.

León cayó en desgracia por andar colaborando con la causa entregando sobres al hermano del presidente (¿a quién se le ocurre manchar las impolutas manos de un López Obrador con dinero en efectivo?), pero los planes no cambiaron. Si los medicamentos no se distribuyeron los últimos años a través del Ejército fue porque no había medicamentos. Como el sistema de compras no estaba funcionando tampoco había problemas de distribución. Cuando finalmente se logró, a mitad del año, destrabar la compra de la mitad de las claves se dieron cuenta de que el problema no era solo la adquisición de los medicamentos, sino que éstos se quedaban en la bodega porque no había capacidad ni del gobierno federal ni de los gobiernos de los estados para llevarlos a su destino.

El estrés para las Fuerzas Armadas no va a ser menor. No es lo mismo llevar un cargamento al punto más alejado del país en un momento de emergencia, cosa que el Ejército hace muy bien a través del Plan DN-III, que montar un sistema logístico para que los medicamentos necesarios estén en el anaquel a tiempo, en concordancia con la estacionalidad de las enfermedades (antigripales en invierno y antidiarreicos en verano, por poner los ejemplos más obvios) y en la cantidad suficiente para que no hagan falta, ni en exceso para que no caduquen. Siendo optimistas y pensando que la Fuerzas Armadas lo harán bien y sin corrupción (sinceramente no lo creo) van a pasar años antes de que tengamos un sistema de distribución no digamos mejor sino igual al que se destruyó.  

La falta de acceso a la salud, no hay que olvidarlo, es la principal causa del aumento de la pobreza en México. Haber optado por la destrucción antes que por la transformación del sistema de salud puede ser el Waterloo de un presidente que llega al tercer año con mucha popularidad y pocos resultados. 

Haber optado por la destrucción antes que por la transformación del sistema de salud puede ser el Waterloo de un presidente que llega al tercer año con mucha popularidad y pocos resultados.

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