Jueves, 28 de Marzo 2024

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Lomónaco dio cátedra

Por: Jaime García Elías

Lomónaco dio cátedra

Lomónaco dio cátedra

Para que todo fuera perfecto, sólo faltó que hubiera más concurrencia en la sala. Del resto, todo se conjuntó: un programa atractivo, con dos piezas consagradas de todos los repertorios: el poema sinfónico “Los Preludios” (S. 97), de Liszt, y la Sinfonía No. 4 (en Si bemol mayor Op. 60) de Beethoven, más la presencia en el pódium de uno de los mejores directores de México –a falta de parámetros que permitan calificarlo como el mejor–: Juan Carlos Lomónaco, actual titular de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, y de quien se recuerdan un “Nuevo Mundo” de Dvorak y una Cuarta de Brahms como director huésped del ensamble local.

Así, con una batuta por demás solvente, la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) alcanzó la nota sobresaliente en el cuarto concierto de su Segunda Temporada 2022, la noche del jueves en el Teatro Degollado. La mejor prueba de ello, que, en contravención de las reglas de la etiqueta –pecadillo venial, después de todo–, el público desgranó cálidas palmas al final de cada uno de los tres primeros movimientos, y otra, más cálida aún, al término de la citada Cuarta Sinfonía de Beethoven.

Abrió la velada “Preludio Modal”, del compositor jalisciense Víctor Manuel Medeles (1943-2009). Estrenada hace varios años por la OFJ, la obra, breve, es melódica, armónica y rítmicamente agradable, pródiga en percusiones. Con una lectura pulcra y equilibrada de Lomónaco, fue una sabrosa botana.

En “Los Preludios” (“el tema de Flash Gordon”, lo han llamado los irreverentes), Lomónaco sacó partido a los notables contrastes dinámicos de la partitura: brillantes y hasta espectaculares –tras los sombríos compases iniciales– al principio y en el clímax, y apacibles en la parte central de la obra.

En la Cuarta Sinfonía de Beethoven, Lomónaco dio cátedra: se valió de la batuta como un pintor del pincel, para bordar en el lienzo invisible del tiempo trazos admirables y enriquecerlos con una gama espléndida de colores musicales. Eventualmente menospreciada entre sus hermanas por estar colocada entre la revolucionaria Tercera y la archiconocida Quinta, la Cuarta no desmerece ni en profundidad ante una ni en belleza ante la otra. Lomónaco, con tempo justo, y la orquesta, con disciplina, equilibrio y fraseo impecables, literalmente la bordaron.

El programa, como de costumbre, se repite –ojalá que con mejor respuesta de público: el asunto lo amerita–, en la misma sala, este domingo, a partir de las 12:30 horas.

Jaime García Elías

jagelias@gmail.com

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