Viernes, 29 de Marzo 2024
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Los tres entierros de la verificación vehicular

Por: Diego Petersen

Los tres entierros de la verificación vehicular

Los tres entierros de la verificación vehicular

Como es su costumbre, a través de un tuit rebuscado y lleno de exaltaciones, el gobernador Enrique Alfaro informó que no habrá multas por no verificar. En pocas palabras, una vez más el programa de verificación quedará como una amable recomendación a la conciencia de los ciudadanos, lo cual asegura que no funcionará. El tercer entierro del programa en tres sexenios consecutivos.

El contexto en que se da el anuncio es importante. Por un lado el programa nunca llegó a los niveles prometidos en el número de líneas para prestar el servicio masivo y nunca existió la información y difusión necesaria para que los ciudadanos sintieran el programa como algo no solo obligatorio sino necesario para una mejor calidad de vida. A los tapatíos nunca nos llegó ni a calar la amenaza de una multa ni hicimos propio el programa.

El otro elemento contextual es la declaración del presidente en que rechazó la propuesta de su secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, de hacer una verificación nacional obligatoria. No vamos a hacer nada que atente contra la economía familiar, dijo López Obrador y al gobernador le quedó claro que comenzar que multar por falta de verificación lo pondría en el ojo de las mañaneras. Como dijo el general, donde hay miedo ni coraje da.

Más allá de la política este freno repentino al programa de verificación obligatoria es un enorme retroceso en términos ambientales. La calidad del aire de la zona metropolitana de Guadalajara es cada día peor, y quienes pagan las consecuencias en su salud son, otra vez, los más débiles: los niños, los ancianos y los más pobres que son quienes pasan más tiempo expuestos a los contaminantes atmosféricos.

La agenda ambiental quedó una vez más supeditada a las urgencias políticas. En lugar de corregir los problemas del programa de verificación, el gobierno ha decidido que lo electoral es más importante que eso que ellos mismos nos dijeron era la prioridad de este gobierno. Nadie va a verificar su automóvil y a pagar de buena voluntad el impuesto ambiental que significa la verificación. Junto con la no obligatoriedad de verificar se va el famoso fondo ambiental (una promesa que nunca se concretó) y la posibilidad de gestionar de una manera distinta la agenda verde.

La tribuna aplaudirá sin duda la decisión del gobernador y su imagen será a raíz de esto un poco menos mala. Pero el futuro de la ciudad como un espacio más igualitario, más limpio, más atractivo para el talento y competitivo fue una vez más derrotado, enterrado por tercera vez.

En lugar de corregir los problemas del programa de verificación, el gobierno ha decidido que lo electoral es más importante que eso que ellos mismos nos dijeron era la prioridad de este gobierno.

Diego Petersen Farah

diego.petersen@informador.com.mx 

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