Viernes, 29 de Marzo 2024
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La Primavera: señales de humo

Por: Diego Petersen

La Primavera: señales de humo

La Primavera: señales de humo

La Primavera nos manda señales de humo, se queja por la ineptitud y la irresponsabilidad de los gobiernos. No lo digo yo, las palabras son de Enrique Alfaro. Tampoco son del Enrique Alfaro gobernador, ni de ayer, sino del entonces envalentonado candidato a gobernador un 22 de abril de 2012. Seguramente ni siquiera lo escribió él, sino alguno de sus muy creativos publicistas. Siempre hay un tuit, dice la máxima política en la era de la redes, y un gambusino que hurga en la nube hasta encontrarlo. En este caso fue @osvaldomonos.

Hoy que Alfaro es gobernador y responsable de la política del estado, la declaración suena realmente patética, pero si algo saben los políticos es que las palabras están dichas para ganar el momento y tarde o temprano se las tendrán que tragar. Hay mucho de cierto en aquel incendiario mensaje en redes: cada incendio en La Primavera es una señal de humo de los males que le aquejan. No es un tema de ineptitud, no de este gobernador ni de los anteriores, es un problema de falta de decisiones y voluntad política.

Todos los gobernantes son mejores como candidatos que como titulares del Ejecutivo, todos tienen ideas brillantes y certezas basadas en la emoción del momento. Todos han tenido alguna gran propuesta para “salvar el bosque”. Sin embargo, ninguno ha hecho gran cosa, porque más tardan en sentarse en la silla que en darse cuenta de que lo que propusieron no tienen sentido económico.

La Primavera no necesita un gobernador echado para adelante (ya ha habido otros y tampoco solucionaron gran cosa) sino una visión de conservación que implica muchas cosas, algunas pequeñas y sencillas, otras profundas y costosas; es una agenda compleja. En un territorio tan extenso las necesidades y los problemas no son los mismos en la zona colindante con la mancha urbana, donde la presión es por el cambio de uso a suelo urbano, como ha sucedido en el ejido de Santa Ana Tepetitlán, que en la llamada zona núcleo donde el problema está más ligado a la presencia de ganado o la siembra de agave e incluso la presencia de crimen organizado. En cualquier caso, el problema es de vigilancia y gobernanza, y los incendios provocados o accidentales tienen en común esta gran presión que tiene un bosque urbano.

La Primavera necesita recursos. No aportaciones extraordinarias del estado o los municipios cuando hay incendios y todos quieren salir en la foto, sino un esquema permanente y eficiente en que la ciudad pague al bosque sus servicios ambientales. Mientras no encontremos ese mecanismo y nos hagamos todos responsables de proteger al bosque, las señales de humo que nos manda cada año serán una voz en el desierto.

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