Sábado, 04 de Mayo 2024

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Consistencia y disciplina

Por: Cesáreo Escobedo

Consistencia y disciplina

Consistencia y disciplina

Christopher Nolan estableció en su trilogía de Batman que no es lo que somos por dentro, sino lo que hacemos lo que nos define. No es un descubrimiento que somos un producto de nuestros hábitos cotidianos. Si no te preparas para algo durante el suficiente tiempo no puedes esperar obtener los mismos resultados que aquél que sí invirtió horas. Mi propósito con el presente artículo es recordarme a mí mismo (y que el lector lo haga a su vez) el hombre por el que trabajo en convertirme día con día a través de la disciplina. Para este artículo decidí escribir sobre un tema más personal: una fracción de la filosofía de vida que he ido integrando a lo largo de los años sobre la consistencia. 

Los ganglios basales son responsables de las costumbres y de los actos repetitivos que realizamos. Estas estructuras nerviosas están conectadas a nuestra corteza cerebral. Ann Graybiel, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), analizó estos ganglios y llegó a la conclusión de que si podemos realizar actividades tales como recorrer el camino de vuelta hacia nuestras casas sin necesidad de pensarlo, es derivado del archivo de hábitos generado por los ganglios. Esto significa que si realizamos una actividad repetitivamente, lograremos que la intuición prime sobre la razón progresivamente. Stephen Curry, jugador célebre de basquetbol mencionó alguna vez que su intención es prepararse hasta llegar al punto en el que su instinto sea el que rija. 

Lo que forja a un humano a largo plazo es el equilibrio que genere entre los distintos pilares de su vida. Definir qué es importante para nosotros es vital para darles un mantenimiento correcto. En mi caso estas áreas son mi vida espiritual, mis vínculos interpersonales, el aspecto laboral y el mantenimiento que le doy a mi salud. Estos son los cuatro pilares en mi vida a los que les doy un mantenimiento diario. A largo plazo lo que nos estructura es nuestra consistencia, no nuestra motivación. 

La realidad no pertenece a aquéllos que meramente sueñan, sino a aquellos que ejecutan esos sueños por medio de sudor y esfuerzo. Cada actividad que realizamos es como un músculo: no es la intensidad a corto plazo lo que nos da resultados, sino la consistencia a largo plazo. Una persona puede ir al gimnasio doce horas un día y por más esfuerzos que haga, no obtendrá jamás los resultados de la persona que va 45 minutos desde hace años. Todos contamos con las mismas veinticuatro horas para edificar la vida de nuestros sueños. Tenemos la gran ventaja que depende completamente de nosotros decidir qué hacer con el tiempo que nos fue dado. Como dijo el empresario estadounidense, Jim Rohn, “el éxito es simplemente la aplicación diaria de la disciplina”.

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