Viernes, 26 de Abril 2024

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Conciertos de Año Nuevo

Por: Jaime García Elías

Conciertos de Año Nuevo

Conciertos de Año Nuevo

El ya tradicional Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena no necesariamente es el mejor, aunque sí es, ciertamente, el más famoso del mundo.

El primero tuvo lugar en 1939. En el pódium, para la ocasión, han desfilado muchos renombrados directores. Los más asiduos, Willi Boskowsky (en 25 ocasiones), Clemens Krauss (13), Lorin Maazel (11), Riccardo Muti (6), Zubin Mehta (5), Mariss Janssons y ahora Daniel Baremboim (3), entre otros.

A sus casi 80 años, el renombrado conductor, argentino de origen y quien también tiene las nacionalidades española, palestina e israelí, demostró estar en plenitud de facultades. El concierto incluyó los obligados valses y polkas de los Johann Strauss (padre e hijo) principalmente.

Entre las novedades más significativas estuvieron un paseo visual y auditivo por la bellísima Viena y un recorrido “a vuelo de mariposa” por doce localidades de Austria reconocidas por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, y el encantador -aunque no demasiado popular- vals “Noctámbulos”, de Carl Michael Ziehrer, en que los músicos, además de tocar, cantan y silban.

Viena puso la muestra, hace más de 80 años, y muchas ciudades han seguido el ejemplo. Infelizmente, con resultados desiguales, por decir lo menos...

Verbigracia -accesible, como el de Viena, en YouTube y plataformas afines-, el Concerto di Capodanno desde el Teatro Massimo, de Palermo, con el bajo uruguayo Erwin Schrott como solista y un programa nada convencional, que incluyó “Bésame Mucho” (de Consuelo Velázquez) y “Quizás”, cantadas en español, y mereció varios comentarios adversos. O la velada a cargo de Orquesta y Coros del Teatro La Fenice, de Venecia, dirigidos por Fabio Luisi. Tanto la soprano sudafricana Pretty Yende y el tenor neoyorquino Brian Jagde como las coreografías complementarias fueron vapuleados (“Qué tristeza: parecen cantantes de cantina. El arte ha muerto. Requiem”, escribió Luca Barese; “cantantes de Serie D”, escribió Andrea Furlan).

Mejor librado (ma non troppo) salió el concierto de la Sinfónica de Kristiansand, dirigido por Eivind Gullberg Jensen, con la soprano Mari Erikmoen y el barítono Adam Iversen -noruegos ambos- como solistas. Aquélla, con una romanza de “La Viuda Alegre”, y “O Mio Babbino Caro”, de Gianni Schicchi, y ambos con sendos dúos de “Rigoletto” y “La Flauta Mágica” y el vals de “La Viuda Alegre” alcanzaron la nota aprobatoria.

Ahí queda, lector amable, como recomendación.

jagelias@gmail.com
 

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