La desafortunada y preocupante desaparición de Jaime Barrera nos une en oración al gremio periodístico con la esperanza que se trate solo de un mal momento con un final feliz. Que Jaime regrese a sus actividades cotidianas y que así como lo escuchamos en la radio al medio día, lo veamos en televisión por la noche y lo leamos todas las mañanas aquí en las páginas de El Informador.Desconocemos las razones o motivos del secuestro de nuestro compañero, pero se cruzan o vienen a nuestra mente los riesgos tan elevados que se corren cuando se elige una profesión donde se emiten responsablemente opiniones o se hacen observaciones atendiendo la libertad de expresión de la que gozamos, pero que muchas veces afectan susceptibilidades o son mal interpretadas. Y si a eso agregamos el ambiente de libertinaje con que los grupos delincuenciales actúan, todo esto resulta aún más preocupante y riesgoso.Hoy, todos los asuntos que dan motivo a los temas en este espacio pasan a segundo término. La única reflexión es apelar al Creador porque Jaime regrese con los suyos, se reincorpore a sus actividades y continúe ejerciendo -como siempre- su derecho a la libertad de expresión.¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguezdaniel.rodriguez@dbhub.net
