Viernes, 19 de Abril 2024

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- “No se oye...”

Por: Jaime García Elías

- “No se oye...”

- “No se oye...”

Lázaro Cárdenas -de cuyo fallecimiento se cumplieron ayer 50 años- fue, en México, un Presidente excepcional. Y si no por alguna de las huellas más notorias de su ejercicio presidencial (la expropiación petrolera, el impulso del reparto agrario, el combate al latifundismo, la promoción de las asociaciones sindicales, la democratización de la universidad, la nacionalización de los ferrocarriles, el establecimiento de la enseñanza pública laica, gratuita y obligatoria...), sí fue excepcional por haber sido, si no el más, sí, ciertamente, uno de los ex presidentes más queridos y respetados de México; un ex presidente que jamás hubiera sido sometido (como Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto) a la humillación de que en una “consulta pública” promovida por alguno de sus sucesores, se solicitaran firmas ciudadanas para considerarlo posible delincuente y meterlo a la cárcel.

-II-

En el acto luctuoso, celebrado en el Monumento a la Revolución -de la Ciudad de México-, en presencia de amigos de su padre y, entre otras personalidades, del Presidente de la República, su hijo Cuauhtémoc (ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal y en tres ocasiones candidato presidencial, entre otras cosas) encomió “las causas que (su padre) hizo suyas, como el rescate de la soberanía nacional, romper las cadenas de la dependencia política y económica, mantener incólume la dignidad de la nación, así como el fortalecimiento político de los trabajadores del campo, la industria y el taller, elevar las condiciones de vida de la gente y promover la paz y la convivencia entre las naciones”.

Pero no solo eso... Cuauhtémoc Cárdenas, en su discurso, también recordó que su padre “fue respetuoso de la oposición, a pesar de los ataques viscerales en contra de su gobierno”. Destacó que Don Lázaro “supo responder con labor política cívica, y recta conducta”... “Sabía quiénes las movían -las críticas- (...) con la convicción de que no representaban riesgo alguno (para su gobierno), y menos para los principios que normaban su proceder, sino que se fortalecían éstos respetando a esas oposiciones que, por agresivas que fuesen, solamente ejercían su derecho constitucional a la disidencia”.

-III-

No faltará quien diga que Cuauhtémoc Cárdenas habló en nombre del resentimiento, porque quiso pero no consiguió ser Presidente. Aun si así fuera, su mensaje -por su altura, por su nobleza- no tiene desperdicio... aunque muy probablemente su destinatario fingiera que la Virgen le hablaba, y si le preguntan se refugie en la salida del viejo chiste:
-No se oye...

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