En los tiempos del Imperio Romano, durante las fiestas en honor a Saturno, dios de la agricultura y la cosecha, que se realizaban en diciembre, los ciudadanos preparaban panes circulares con higos y dátiles, pero escondían un haba, y aunque debía de ser desagradable encontrarla entre tanta dulzura y suavidad, a quien le tocaba era nombrado "rey de reyes" mientras duraban las celebraciones.La tradición permaneció en España, pero con la cristianización y la consciencia de que sólo hay un Rey de reyes, la preparación del pan se trasladó al Día de los Reyes Magos y el haba se cambió por una figura del Niño Jesús, además, su ocultamiento se relacionó con su descanso en el pesebre, y dado que el 2 de febrero se celebra la presentación de Jesús en el tempo, quien encontraba al muñequito en su porción era el encargado de llevar la estatua del Niño Jesús a la iglesia llegada esa fecha. Sin embargo, el gusto por el azar pervivió y se hizo costumbre que quien encontrara al muñequito pagara el roscón, como allá nombran al tradicional pan.Cuando los españoles llegaron a México adecuaron las celebraciones paganas al catolicismo como parte de las labores de cristianización, y puesto que en la fecha correspondiente al 2 de febrero los antiguos mexicas realizaban un rito de bendición del maíz en el que elaboraban y compartían alimentos con este cereal, lo ligaron a la presentación del Niño en el templo y la conmemoración de la Virgen de la Candelaria... Y todo esto tuvo que pasar para que en unos días tengas que pagar los tamales porque te tocó el niño en la rosca de reyes.Cocinar los tamales para brindarlos a aquellos con los que compartiste la rosca de Reyes no es sencillo, pues son un platillo de difícil elaboración para el que se necesita un toque preciso de la masa y horas de cocción al vapor, así que comprarlos ya hechos es la opción preferida, y aceptada.¿Cuánto dinero se necesita para cumplir el dictado de la sabrosa ruleta consumida el Día de Reyes? Todo depende del número, pero también del tipo de tamal. Los tamales dulces, muchos de ellos sin carne ni frutos, o los habituales de carne de cerdo y salsa roja, así como los de salsa verde y carne de pollo suelen ser los más baratos, pero hay factores como la cantidad de relleno o el prestigio del lugar de venta que también influyen.En las tamalerías de Guadalajara pueden ser tan baratos como 17 pesos o tan caros como 60, dependiendo del comercio y del tipo de tamal, pues este alimento es versátil y lo mismo puede llevar champiñones o chiles rellenos, en su versión salada, que rompope o plátano macho en su variante dulce; por lo que un precio de 25 pesos por unidad resulta aceptable. Además, hay que tomar en cuenta que muchos comercios dan mejor precio por mayoreo, y pedirlos con antelación o hacer equipo con otro afortunado es buena idea para bajar el costo.Hace tiempo, un sondeo de esta casa editorial preguntó cuáles eran las tamalerías favoritas de los tapatíos y los resultados nos permiten recomendar las siguientes:
