Jueves, 28 de Marzo 2024

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Una mirada a Guadalajara desde el arte público de la segunda mitad del Siglo XX

Es una forma de entender los valores simbólicos, ideológicos y estéticos de la sociedad. Resaltan la diversidad de manifestaciones plásticas y urbanas que pueden hallarse 

Por: El Informador

ARCOS GUADALAJARA. Obra ubicada en el límite Poniente de la ciudad. Sergio Godínez

ARCOS GUADALAJARA. Obra ubicada en el límite Poniente de la ciudad. Sergio Godínez

Las ciudades son entes vivos en constante transformación, su forma y dinámica son resultado de las voluntades políticas, sociales y ciudadanas expresadas a lo largo de su historia mediante múltiples rasgos culturales, entre ellos el arte.

De esta forma, una mirada detenida al arte público de una ciudad en una época concreta es una forma de entender los valores simbólicos, ideológicos y estéticos de la sociedad que produjo dichas manifestaciones artísticas.

Guadalajara desarrolló durante el siglo XX una constante búsqueda expresiva a través de monumentos, esculturas, glorietas y plazoletas conmemorativas, que en distinto grado fueron entrando en el imaginario colectivo, y algunas de ellas lograron convertirse en auténticos hitos urbanos de gran arraigo identitario.

Hoy comienza la edición 52 de la Feria Municipal del Libro y la Cultura

Es de resaltar la diversidad de manifestaciones plásticas y urbanas que pueden hallarse en la reciente historia de la ciudad, tanto a nivel ideológico como estilístico el arte público tapatío tiene una gran gama de soluciones que van desde obras plenamente nacionalistas, hasta expresiones geométricas e incluso religiosas.

Este trabajo es apenas un esbozo del fenómeno que representa el arte público de Guadalajara; el acercamiento se ha realizado mediante un registro fotográfico contemporáneo acompañado de una descripción general de los aspectos históricos y compositivos de cada obra seleccionada.

Sirva este intento como un homenaje a nuestra ciudad y a su arte público producido en la segunda mitad del Siglo XX, esperamos que ello contribuya a mantener viva nuestra identidad tapatía.

"El arte en general, y naturalmente también la arquitectura es un reflejo del estado espiritual del hombre en su tiempo".

- Mathias Goeritz 

Arcos Guadalajara

1942

Aurelio Aceves

Para la celebración de los 400 años de la fundación de Guadalajara se decidió realizar una obra conmemorativa en el límite poniente de la ciudad, la cual simbólicamente serviría como puerta de entrada a la capital jalisciense. El encargo fue realizado por el ingeniero Aurelio Aceves, quien concibió un diseño en clave historicista mediante dos arcos de medio punto monumentales; además, el diseño resaltó un rasgo tradicional de la arquitectura local al utilizar mosaico vidriado amarillo en sus dos fachadas, el cual nos remite al recubrimiento de las torres de Catedral.  

Rotonda de los jaliscienses ilustres

1952

Vicente Mendiola y Miguel Aldana 

ROTONDA de los jaliscienses ilustres. Edificación de planta circular con columnas en el Centro de la ciudad. Sergio Godínez

Durante el gobierno de González Gallo se llevó a cabo una intensa modernización de Guadalajara, parte de esta iniciativa produjo la llamada “Cruz de Plazas” teniendo como elemento central a la Catedral; en el brazo Norte de dicha cruz se encontraba el Templo de la Soledad, un edificio del siglo XVII que de manera sumamente polémica fue demolido para dar lugar a un “Mausoleo para hombres ilustres”, como reza el nombre original del proyecto. La idea del monumento pertenece al ecléctico arquitecto Vicente de Mendiola, mientras su realización corrió a cargo del mayor constructor de la época, Miguel Aldana. Se trata de una edificación de planta circular, con un peristilo de columnas sin basa ni capitel que recuerda los antiguos “tholos” griegos; en su momento se contempló coronar la construcción con una inmensa cúpula, hecho que no sucedió. Si bien se utilizó un lenguaje plástico limpio y sobrio, es evidente la clara intención por continuar con una tradición arquitectónica grecolatina en la ciudad.

Glorieta y escultura La Minerva

1956

Julio de la Peña y Joaquín Arias

LA MINERVA. Está en el cruce de las avenidas López Mateos, Vallarta, Diagonal Golfo de Cortés y Circunvalación Agustín Yáñez. Sergio Godínez

El gobernador Agustín Yánez en su búsqueda por consolidar a Guadalajara como una ciudad culta e ilustrada imaginó a la diosa Minerva (versión romana de la diosa griega Atenea) como figura mitológica para resguardar a la ciudad en su extremo poniente.

Las virtudes de la diosa grecolatina son la fuerza y la sabiduría, cualidades que la volvieron ideal para ser utilizada como una diosa protectora de nuestra ciudad, de la misma forma que también lo hiciera hace 2500 años una escultura colosal de Atenea en la entrada a la Acrópolis de Atenas. El encargo urbano, que contemplaba una serie de jardines y una plazoleta fue consignado al arquitecto Julio de la Peña, quien a su vez comisionó a Joaquín Arias la pieza escultórica. Desde su creación, la escultura resultó polémica, ya que si bien tiene las características idealizadas de la estética clásica, en cuanto a firmeza y rigidez, está lejos de presentar rasgos físicos mediterráneos o grecolatinos propios de su tradición original; la diosa se muestra de una estatura baja y con rasgos prominentemente mestizos, materializando así una suerte de diosa arquetípica griega pero de esencia mexicana.

Pájaro de fuego

1957

Mathias Goeritz 

PÁJARO DE FUEGO. Se encuentra en el ingreso al fraccionamiento Jardines del Bosque. Sergio Godínez

En 1956 Luis Barragán invitó al artista alemán Mathias Goeritz, quien residía en México desde 1949, a realizar el motivo de ingreso al fraccionamiento Jardines del Bosque, a esta primera colaboración le seguirían otras como el “Animal herido” en el ingreso de El Pedregal y las afamadas “Torres de Satélite”, estas últimas lastimosamente la causa del final de la amistad entre ambos artistas. El Pájaro de fuego representa para Guadalajara el inicio de una nueva tradición plástica en el arte público, ya que se aleja de las formas figurativas e historicistas utilizadas hasta ese momento y apuesta por una expresión geométrica y abstracta; donde color y forma son las herramientas expresivas en la búsqueda de un lenguaje universal con resonancias espirituales. Hoy en día cuesta trabajo la interpretación de la obra ya que su entorno ha sido modificado, en el momento de su creación la acompañaban muros y jardines que definían el ingreso al fraccionamiento, los cuales han desaparecido dejando a la escultura aislada; también cabe señalar que su color original fue el rojo bermellón, de allí la referencia al fuego en su nombre distintivo. 

La Torre de los Cubos

1972

Fernando González Cortázar

LOS CUBOS. Está ubicada en el camellón de avenida Vallarta, cerca de la avenida Niño Obrero. Sergio Godínez

Fernando González Gortázar, heredero de la tradición abstraccionista fundada por Goeritz en la ciudad, concibió en 1972 “La Torre de los Cubos”, un verdadero hito urbano para percibirse en movimiento. La escultura la conforman veinte cubos de concreto prefabricado que se apilan de forma dinámica al rotar sobre su propio eje a medida que se elevan, el resultado es una expresión rítmica donde, si bien los cubos están fijos, generan una sensación de desplazamiento, aspecto que enfatiza el hecho de haberse pintado alternadamente sus caras de blanco y negro. González Gortázar probablemente sea el artista más prolífico de arte público en la ciudad, otras de sus obras son: “La Hermana Agua”, “La Gran Puerta” y el acceso al Parque González Gallo, por citar sólo algunas de ellas.

Los Arcos del tercer Milenio

2005

Sebastián

ARCOS DEL MILENIO. En las confluencias de Lázaro Cárdenas y Mariano Otero. Sergio Godínez

Con motivo de la conmemoración del cambio de milenio, y de la mano del gobierno panista de la ciudad se decidió realizar la obra más ambiciosa de arte público en Guadalajara. Enrique Carbajal “Sebastián”, quien fuera asistente de Mathias Goeritz, fue el encargado de concebir esta escultura abstracta compuesta por seis arcos monumentales de 52 metros de altura desplantados en las confluencias de Lázaro Cárdenas y Mariano Otero. La obra pretendía concluirse para el inicio del año 2000, sin embargo, el costo del proyecto, así como las severas críticas producto de la politización de la obra, dieron por resultado que para el 2005 se concluyera apenas el cuarto arco, configurando así el aspecto en el que se encuentra en la actualidad.  

MQ

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